TRUJILLO, LA PRIMERA ETAPA DE UN BUEN VIAJE

02.06.2017 16:17

La mañana había amanecido plácida como corresponde a un día primaveral. Todos fuimos puntuales y a las ocho en punto partía el autocar desde la plaza de las ventas, con dirección a la carretera de Extremadura.

A media mañana llegábamos a la plaza de Trujillo, donde nos esperaba la estatua ecuestre de Francisco Pizarro que es, sin duda, su monumento más popular y ocupa un lugar destacado en su Plaza Mayor. El guía nos comentó que era obra del escultor estadounidense Charles Cary Rumsey (1879-1922) y se encuentra situada sobre un pedestal de granito. Aunque esta no fue su ubicación original. La estatua inicialmente formó parte de las obras exhibidas en la Primavera de la pintura y la escultura del Grand Palais de París en 1929, en la cual se rindió homenaje al por aquellos entonces recientemente fallecido Rumsey con una extensa retrospectiva de su obra. La estatua, debido a sus colosales dimensiones se colocó en la sala de la cúpula del Grand Palais que llevaba 30 años sin utilizarse para exhibir obra alguna.

En el mismo año, 1929, la estatua viajó hasta España para ocupar su ubicación actual en Trujillo donde fue inaugurada en un acto en el que estuvieron presentes el presidente del gobierno Miguel Primo de Rivera y el príncipe Alfonso de Orleans, así como el por aquellos entonces embajador de Estados Unidos en España.

Desde allí parte nos dirigimos a recorrer las calles de Trujillo, mientras algunos consideraron más conveniente sentarse en una de las terrazas de la plaza para tomarse un cerveza bien fría que el tiempo aconsejaba.

La plaza de Trujillo, como suele ocurrir en los pueblos, su centro neurálgico y donde se concentra la vida social y económica.

La Plaza Mayor, de forma rectangular, estilo renacentista y rodeada por soportales en gran parte, es el lugar más conocido de Trujillo. En sus orígenes, esta plaza era ocupada por arrabales, artesanos y comerciantes. Posteriormente, en ella se construyeron palacios y casas señoriales que convirtieron a esta plaza en el lugar central de la vida en la ciudad a partir del siglo XVI.

En la actualidad, en buena parte de la plaza se encentran negocios de hostelería como bares o restaurantes.

Trujillo cuenta con un destacado conjunto monumental. El conjunto urbano de la ciudad está declarado bien de interés cultural desde 1962, y en distintos momentos han sido incluidos a título individual en la lista de bienes de interés cultural seis monumentos trujillanos: el castillo, la iglesia de Santa María la Mayor, el palacio de la Cadena, el palacio de la Conquista, el palacio de Juan Pizarro y el palacio de San Carlos. Además, son candidatos al título de bien de interés cultural el palacio de Chaves el Viejo y la plaza de toros.

Los que nos atrevimos a seguir la invitación del guía, pudimos apreciar un pueblo que se ha merecido el título de “Uno de los pueblos más bonitos de España” que distingue a las localidades que tienen personalidad y monumentos dignos de ser visitados.

Después de recorrer sus calles empinadas a una hora poco recomendable para darse un paseo, algunos aprovechamos las frescas escalinatas de la entrada de la iglesia, para sentarnos y así escuchar las explicaciones del guía que nos acompañaba

En Trujillo es permanente el recuerdo a sus hijos que sobresalieron en la conquista de los pueblos de América, pudiendo encontrar, además de la estatua a Pizarro, la de Francisco de Orellana

Y así, cuando se acercaba ya la hora de la comida, partimos con destino a Cáceres, donde se iba a continuar con el viaje programado. Pero eso ya es otro capítulo.

Textos y Fotos: m. carrasco. m.